Diario Clarín – Fecha : 01 de Diciembre de 1999
«Mi visita implica un reconocimiento explícito. La CTA representa a una porción muy importante de los trabajadores». Lo dijo el designado ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, al fin del encuentro que mantuvo ayer con la conducción de la antimenemista Central de los Trabajadores Angentinos (CTA). Así, el próximo jefe de la cartera laboral completó una ronda de contactos con los representantes del sindicalismo, que había iniciado el viernes pasado en una entrevista con la CGT. Al igual que en aquel encuentro, Flamarique hizo un repaso general de la actualidad laboral y expresó la intención del próximo gobierno de la Alianza por combatir el trabajo en negro y «mejorar la calidad» de los actuales empleos. Pero el dato político que más importaba a los ojos del mundo gremial pasaba por ver cuál sería la respuesta de Flamarique a la pretensión de la CTA de conseguir la personería gremial. «Ese asunto se verá más adelante. Desde ya, nuestro compromiso pasará por una convocatoria permanente al diálogo con todos los sectores», señaló el ministro para zafar de la presión.
En 1997, el Gobierno de Carlos Menem, terminó por aceptar innumerables pedidos -entre otros, los de varias entidades internacionales- para que se le otorgara un reconocimiento a la central alternativa a la CGT, que comanda el estatal Víctor De Gennaro. Al fin, el entonces ministro de Trabajo, Armando Caro Figueroa, reconoción la existencia de la CTA, a partir de una inscripción que no incluyó el otorgamiento de la personería.
¿Por qué persigue ese objetivo la CTA? Porque el modelo sindical argentino está construído sobre el eje de la personería gremial, que es la capacidad que tiene un solo sindicato o confederación de representar los intereses colectivos de un sector. Para conseguir esa representación, el gremio debe demostrar que cuenta con el mayor número promedio de afiliados cotizantes sobre la cantidad de trabajadores que busca representar. En este caso, la CGT cuenta con la adhesión mayoritaria. «Nos alegra que se reconozca que en el país hay dos centrales sindicales», afirmó De Gennaro en una rueda de prensa, una vez que Flamarique ya había abandonado la central de la avenida Independencia. «Estamos reconociendo una realidad, no es más que eso», había sido la definición textual del próximo funcionario. De Gennaro apareció acompañado por la docente Marta Maffei de la CTERA, el metalúrgico Alberto Piccinini y el judicial Víctor Mendivil, entre otros sindicalistas. Ante Flamarique, la CTA desplegó los reclamos que viene formulando hace tiempo: un subsidio a los desocupados no menor a los 500 pesos y la exigencia de una jornada laboral de ocho horas.
Otra reelección
Reelecto en octubre para un nuevo período en la filial Capital, Armando Cavalieri, consiguió ayer reeditar su condición de jefe de Comercio a nivel nacional. En el congreso realizado por unos 600 congresales, según informó el jefe de prensa mercantil, Polo Martínez.